Barranquilla tiene una historia de logros en la que ha quedado la huella imborrable tanto de quienes ejercieron un notable liderazgo como la de quienes trabajaron en el silencio del anonimato.
200 años después tenemos un acumulado de lecciones de las que debemos aprender y unos desafíos hacia el futuro. Debe interesarnos, sobre todo, lo que viene. Lo que podemos hacer por la ciudad.
Es importante, por ejemplo, tener claro que los tiempos de pujanza del pasado, que recordamos gratamente, están ligados a la voluntad de emprendimiento y de cambio que inspiró a la ciudad, impulsada por unos líderes visionarios y enterados de lo que pasaba en el mundo. Hoy eso es fundamental para que en nuestra condición de ciudad litoral, y en el marco de una globalización comercial y tecnológica que no da respiro, sepamos aprovechar nuestro potencial.
Líderes y gobiernos locales dinámicos y bienintencionados, aliados a un empresariado progresista y a una sociedad civil proactiva, será la clave para que la Barranquilla del siglo XXI continúe fortaleciendo el atractivo perfil de confianza que hoy genera en los inversionistas que están llegando y van a seguir llegando.
Una ciudad de instituciones sólidas, muy fuertes, tanto públicas como privadas, animadas por un proyecto de progreso, equidad, colaboración y participación, será la garantía para asegurar grandes transformaciones económicas, políticas y sociales en esta centuria.
Es central en el proceso transformador de Barranquilla que el Gobierno Distrital logre acentuar un rol facilitador de escenarios de encuentro, de alianzas intersectoriales, de colaboración de todos los sectores, a fin de incrementar los niveles de confianza y respeto.
Una ciudadanía más protagónica y responsable será la resultante de un esfuerzo estimulado desde la institucionalidad pública dirigido a vigorizar la participación. Barranquilla, que tiene todavía altos índices de pobreza y miseria, tiene que encontrar en la participación, en la autogestión, el camino para que el mayor número de personas se vincule, bajo el liderazgo del Gobierno Distrital y el respaldo del Gobierno Nacional, a la transformación de su entorno, pues la pobreza no solo es la carencia de medios materiales, es también la inacción, la apatía, la indiferencia de los ciudadanos para intervenir su realidad.
De todos modos, en las dos últimas décadas, Barranquilla ha crecido en el interés por lo público. Hoy hay más deliberación, gracias a Internet.
Nuestros 200 años, que significan un cumpleaños excepcional, tienen que ser un momento para que la ciudad se plantee desafíos más grandes.
Hoy 7 de abril es un día maravilloso para Barranquilla, la ciudad de moda de Colombia, como ha dicho la alcaldesa Elsa Noguera. Icemos bien alto el tricolor barranquillero. Que la ciudad sea hoy una inmensa, cordial y pacífica celebración bajo nuestros colores amarillo, rojo y verde.
Este es un día para evocar las grandes cosas de Barranquilla, sus símbolos, sus extraordinarias ejecutorias históricas. Es un día para ver con más optimismo el futuro y creer en que podemos ser la mejor ciudad de Colombia del siglo XXI.